jueves, 22 de septiembre de 2011

La junta libera 4.800 alevines de Anguila Europea en los humedales de Cádiz


Anguila adulta



Díaz Trillo explicó que la iniciativa forma parte del Plan de Gestión de la Anguila que actualmente desarrolla la Consejería de Medio Ambiente

El consejero de Medio Ambiente, José Juan Díaz Trillo, ha participado en una liberación de alevines de anguila europea en los humedales de la provincia de Cádiz. La iniciativa se encuadra dentro de las actividades del Plan de Gestión de la Anguila que actualmente desarrolla la Junta. El objetivo final de este Plan es recuperar, a medio plazo, los hábitats y poblaciones para conseguir, al menos, que puedan escapar hacia el Mar de los Sargazos (océano Atlántico) el 40% de los ejemplares adultos, es decir, garantizar que la especie complete su ciclo biológico desde la entrada a los ríos procedente de los Sargazos, como angula, hasta su escape desde los ríos al mar, como anguila adulta, y su reproducción en esa zona del Atlántico central.

Durante el acto, Díaz Trillo ha indicado que este Plan contempla las repoblaciones con individuos de hasta 12 cm de talla, en aquellos lugares a los que no pueden acceder como consecuencia de la fragmentación de los cauces y hábitats en general, causado por presas y otras obras.

En el caso concreto de esta actuación, se han liberado alrededor de 4.800 anguilas con unas tallas medias de 11-12 cm de longitud, y un peso total aproximado de 12 kilogramos. El lugar, los humedales de la provincia de Cádiz, idóneos por su ubicación, condiciones y vigilancia.

El titular de Medio Ambiente ha explicado que estas anguilas permanecerán en la laguna hasta que alcancen la edad de migración (alrededor de 7 años). Una vez alcanzado este estado de madurez, se capturarán de nuevo y se trasladarán al estuario del Guadalquivir donde se liberarán para que inicien su viaje hacia el Mar de los Sargazos, en el cual se reproducirán.

Los individuos liberados forman parte de una población procedente del Centro de Cría de Especies Autóctonas de Los Villares (Córdoba), de la Consejería de Medio Ambiente.

Recuperación de la anguila europea


La Junta de Andalucía puso en marcha el Plan de Gestión de la Anguila Europea a través de un decreto que establece una moratoria de diez años para la captura en cualquiera de sus fases de desarrollo y contempla las prescripciones en el caso excepcional de las estaciones de acuicultura, como herramienta para llevar a cabo las medidas de recuperación. De esta forma, Andalucía da cumplimiento a lo dispuesto en el Reglamento del Consejo de la Unión Europea Nº 1100/2007 de 18 de septiembre, por el que se establecen medidas para la recuperación de la población de la anguila europea, especie catalogada ‘en peligro crítico’ por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Asimismo, con el Decreto se establece el marco legislativo para la puesta en marcha del Plan de Gestión de la Anguila en Andalucía, presentado con el conjunto de planes de gestión de la anguila de España junto a los de otras once Comunidades Autónomas, que ha sido aprobado el pasado 1 de octubre por la Comisión Europea.

El Plan sienta las bases para la protección y la explotación sostenible de la anguila en el río Guadalquivir, y contempla las medidas necesarias para la obtención de datos y el conocimiento de la situación de la especie en las cuencas Mediterránea y Atlántica, así como para la mejora de su situación en la del Guadalquivir. Dispone, además, las actuaciones para mejorar los hábitats y facilitar la permeabilidad de los cauces para garantizar la recuperación de amplias zonas de hábitat potencial para la especie.

Para mayor información ver artículo de Carlos Fernández Delgado, máximo promotor de la defensa de la anguila "La anguila, otra especie que se nos va" Pulsar en el enlace.


Redacción Diálogos con la Naturaleza

martes, 20 de septiembre de 2011

Una reflexión sobre Sanlúcar de Barrameda y la conservación de Doñana




El Guadalquivir en su desembocadura en Sanlúcar de Barrameda, siempre modelando el paisaje, mientras dos mariscadores se dedican al atardecer a capturar las populares gusanas





Los espacios naturales protegidos no se pueden conservar aislándolos del contexto socioeconómico que les rodea, como ha venido ocurriendo con Doñana.

En unos momentos en los que la situación del medio ambiente en el planeta se cuestiona cada vez con mayor preocupación, planteamos en el presente documento , desde el punto de vista de la conservación de la naturaleza,  que como ecosistema es enormemente frágil. No podemos olvidar que las Marismas del Guadalquivir dentro de la geografía europea y paleártica son de las más significativas para la contribución al equilibrio ecológico de grandes poblaciones de infinidad de especies con un alto valor científico. Especies que convergen en uno de los espacios naturales considerados hoy día Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera.


Fotografía correspondiente al Programa Educativo "Diálogos con la Naturaleza", que duró 15 años dirigidos a colegios y adultos, que precedió al de "Las Huellas de la Memoria". La imagen corresponde al Cortijo de Évora.


Desde la llamada Revolución Industrial hasta la actualidad la sociedad en general ha venido aprovechando o usando el medio en el que vive para su propio desarrollo y en beneficio del aparente progreso de la civilización. Este uso del medio ha alcanzado cotas preocupantes. Hasta hace poco tiempo hablar de desarrollo equivalía a hablar de destrucción del medio natural, al menos desde el lenguaje científico, ya que hemos conseguido ese aparente progreso de la civilización a costa de ir ganándole terreno al medio ambiente natural. Es importante apuntar que el ser humano, desde la misma Prehistoria, siempre ha estado utilizando los recursos que el entorno le dispensaba y, salvo algunos casos muy concretos, nunca se planteó los trastornos que sus actividades podían causar al conjunto de la Biosfera.


Primeramente tenemos que señalar que inicialmente surge una corriente filosófica de preocupación por el medio encaminada más bien al estudio de las especies, casi parejo con el de los viajes de exploración a diversas zonas del globo terráqueo. Dentro de este período, que alcanza su apogeo en los siglos XVIII y XIX, aparecen las figuras de Darwin, Linneo, Mendel, Humboldt, Mutis y tantos otros que dedicaron gran parte de sus vidas a analizar especies que poblaban nuestro planeta. Quizás habría que llegar hasta el alemán Ernst Haeckel para que la observación de estas especies adquiriera un mayor sentido, ya que es cuando comienza a considerarse toda una disciplina científica el estudio de la biología de los ecosistemas, más conocida a partir de la segunda mitad del siglo XIX como la ciencia de la Ecología.


Trozos de espacios para salvar, el resto para destruir


Es cuando toma una mayor relevancia el análisis de la vida de las diferentes y variadas especies en relación con su propio entorno. Por ese mismo tiempo nace la
Sociedad Española de Historia Natural, surge también el primer parque nacional significativo del mundo, el de Yellowstone en Estados Unidos (1.872) a raíz del interés mostrado por un grupo de naturalistas norteamericanos que venían explorando desde hacía algún tiempo las maravillas de la naturaleza del lugar. Posteriormente ese interés por proteger zonas naturales para usos deportivos y de ocio calan en nuestro país por medio de la ya citada Sociedad Española de Historia Natural o sociedades excursionistas, que poco a poco van tomando conciencia de la importancia de ciertas zonas de nuestra geografía penisular e insular, especialmente el Guadarrama y Picos de Europa, y que cristaliza con la primera Ley de Parques Nacionales de 1.916 promovida por el gobierno español y, posteriormente con la creación del primer parque nacional español, la Montaña de Covadonga, el 22 de Julio de 1.918.


Anteriormente a estas fechas en España se conservaban desde época medieval muchos espacios naturales con fines cinegéticos. Estos cotos de caza hay que reconocer que han permitido conservar a través del tiempo gran parte del medio natural que hoy constituyen nuestros espacios naturales protegidos. Especial hincapié habría que hacer en los pioneros de la conservación de la Naturaleza de Doñana (precisamente uno de los más antiguos y emblemáticos cotos de caza conservado hoy como Espacio Natural Doñana), hay que resaltar las primeras expediciones científicas a esta zona en la década de los cincuenta. Es cuando se celebra la famosa "Coto Doñana Expedetion", impulsada por entusiastas profesionales españoles del mundo de la naturaleza como José Antonio Valverde, Francisco Bernis y Mauricio González Gordon, al amparo de prestigiosos naturalistas británicos y de otros puntos de Europa, casos por ejemplo de sir Julian Huxley, Mountfort, Peterson, que hicieron posible la creación de la hoy famosa Estación Biológica de Doñana en 1.963.



Y llegamos al año 1.968, cuando un grupo de importantes personalidades fundan el Club de Roma. Una institución que se ha caracterizado desde entonces por sus informes rigurosos sobre el estado del planeta. El primer informe que emite fue publicado en 1.972 con el título de "Los límites del crecimiento". Paralelamente comienza también los movimientos ecologistas y pacifistas, con sus luchas principalmente por una conciencia antinuclear de centrales, la primeras bases militares estadounidenses y el tráfico armamentístico. En España tiene especial relevancia el grave suceso de las bombas de Palomares (Almería), que a día de hoy se sigue intentando maquillar.


Es cuando ya se comienza a hablar de forma escandalosa de la degradación del medio ambiente, por los excesos cometidos en el aprovechamiento que la sociedad occidental venía haciendo de los recursos naturales. Es cuando se comienza a distinguir el nivel de vida con la calidad de vida. Ese mismo año de 1.972 se celebra en Estocolmo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio humano. En 1.973 se crea el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. En 1.977 se celebra en Tbilisi (Georgia) la Conferencia Intergubernamental de Educación Ambiental. Y así desembocamos en la Conferencia Internacional de Río de Janeiro de 1.992, donde se proponen las bases del llamado desarrollo sostenible.


Durante estas últimas décadas se han venido generando infinidad de conferencias que vienen a decirnos, al fin y al cabo, que tenemos un diagnóstico más o menos claro y un método para sanar al Planeta de sus muchas heridas. Resta lo más importante, nuestra conciencia, sensibilidad y participación social. Por consiguiente, la conservación de la naturaleza, que ha venido considerándose por una gran parte de la sociedad una moda es hoy día uno de los grandes temas que preocupan a la población mundial. Sin embargo, armonizar las relaciones del ser humano con el medio que le sustenta y le da vida no es una tarea fácil. Interrelacionar los conceptos de conservación y desarrollo sigue promoviendo intensos y variados debates encaminados a analizar la situación del planeta y buscar las soluciones más adecuadas.



Muchas costumbres del habla popular, de oficios
artesanos, de fiestas tradicionales están en serio peligro de extinción, tanto en Sanlúcar de Barrameda como en muchos lugares de la
Tierra, y eso conlleva una enorme pérdida de diversidad cultural y lo que se ha dado en llamar patrimonio inmaterial por la UNESCO.




Hay que estudiar métodos para que sigan vigentes y no sólo ocupen lugares en museos y congresos de moquetas estériles con subvenciones derrochadoras.
No está resultando nada fácil conseguir una conciencia colectiva clara que comprometa a la sociedad en participar activamente en la conservación y en la correcta gestión del medio ambiente natural, rural, y urbano. Precisamente la complejidad de integrar los modelos de desarrollo que proponen las sociedades modernas en el ámbito puramente ecológico está provocando graves alteraciones en el medio.
Para que la consecución de esta relación sociedad-naturaleza sea fructífera se han querido reservar ciertos espacios que protejan la biodiversidad de un medio que cada día va empobreciéndose más; pero para proteger estos espacios y especies, con todo el potencial genético de indudable valor que contienen, se están llevando a la práctica planes de conservación de áreas ecológicas en todo el planeta, como el Programa MaB que está realizando la UNESCO.


En medio de toda esta compleja red de espacios protegidos y de reservas naturales, nuestro país, y más concretamente la Comunidad Autónoma Andaluza, viene proponiendo la salvaguardia de una serie de zonas con unas especiales características ecológicas y culturales.




Las consecuencias sociales que vienen provocando el conservar áreas como Doñana y Cazorla, por poner algunos ejemplos, se traducen en alteraciones que produce una sociedad que bajo fórmulas de presión incontrolada demanda un aparente reencuentro con lo natural, con un medio que le es vital, cuando no existen razones relacionadas con la especulación y otros oscuros intereses.

Retos para la conservación


Para corregir estos problemas se pone de manifiesto que no es suficiente conservar espacios protegidos (bien sean parques naturales o nacionales) a modo de islas, ya que no tiene actualmente mucho sentido seguir con la política de respetar y valorar un medio que pretende permanecer inalterable a las agresiones humanas si no actuamos en los focos que generan dichos trastornos. Contextualizar un espacio protegido en las sociedades urbanas o rurales que las rodean es el gran reto, si realmente queremos seguir conviviendo con la naturaleza que nos hizo y nos sigue haciendo posibles, si queremos llevar a la practica el desarrollo sostenible, usando los recursos que ofrece el medio, rentabilizándolo económica y ecológicamente. El desarrollo sostenible es no vivir por encima de nuestras posibilidades, siendo el factor limitador la propia Naturaleza. Programas de desarrollo local como el que proponemos en este Programa de Investigación de "LAS HUELLAS DE LA MEMORIA" ó "DIÁLOGOS CON LA NATURALEZA" pensamos que contribuyen a que cada día ecologicemos nuestros hábitos y costumbres, y a que entendamos que nosotros también somos naturaleza, algo que todavía no hemos logrado comprender a pesar de los esfuerzos que se vienen realizando en esta dirección.

Aplicar estrategias y programas serios que eviten logros rápidos carentes de contenidos y eficiencia pueden solventar el distanciamiento que va imponiéndose de manera acelerada entre el mundo interior del ser humano y la plasticidad de nuestros paisajes silvestres, dotando además de una mayor riqueza ecológica la vida de nuestro entorno rural y urbano, ya que estos espacios protegidos, en el caso de Andalucía, se han creado en zonas muy deprimidas económicamente.

Las Reservas de las Biosferas no se deben limitar únicamente al medio natural, sino al urbano y rural. De ahí la importacia de este proyecto pionero, que puede servir de ejemplo a otros lugares del Planeta. Pero todavía se requiere un gran esfuerzo por parte de todos para concienciarnos de la importancia de estos valores culturales y naturales.


Espiritu Santo, Sanlúcar de Barrameda, con Doñana al fondo 
(Fotografía Jacobo Bernal)


 

Tratamos de llamar la atención sobre actuaciones que pensamos que son necesarias para un mejor desarrollo y promoción de la ciudad, incorporando el valor añadido que supone el aprovechamiento racional de un espacio natural protegido, sin que esto suponga un menoscabo para la conservación de la biodiversidad del medio. Nuestro reto es fomentar la economía y el empleo en nuestro término municipal, convirtiéndolo a su vez en un referente por la calidad de sus recursos endógenos, aunque sin olvidar nuestra propia evolución como seres humanos dentro de la diversidad cultural que nos rodea a nivel territorial y sin perder la perspectiva planetaria.

Manuel J. Márquez Moy, Especialista en Educación Ambiental en Interpretación de Paisajes.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Las puñeteras "politicas de desarrollo sostenible" de Doñana

Dunas de Doñana
La consejera de Medio Ambiente asiste en Sanlúcar de Barrameda al Foro Doñana de la Empresa Sostenible

La consejera de Medio Ambiente, Cinta Castillo, asiste hoy viernes en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) al Foro Doñana de la Empresa Sostenible. El acto, organizado por la Fundación Doñana 21 y un total de 19 empresas y entidades, tendrá lugar a las 14.00. Previamente, a las 13.45, la consejera atenderá a los medios informativos.


Efectivamente hoy tenemos otro despliegue con Doñana como florero. Me parece que ya está bien que con la excusa de Doñana se monten tantos espectáculos institucionales, a pesar de que la Fundación Doñana 21 quiera insistir en su más que sospechosa independencia. Ya vamos por el Segundo Programa de Desarrollo Sostenible de Doñana y su entorno, cuando el Primero correspondiente a 1.992 se ha incumplido en multitud de puntos básicos.


Vamos a ver. Doñana está en ése lugar con sus diferentes ecosistemas, dunas móviles, lagunas peridunares, marisma, matorral mediterráneo, la vera de la marisma, …y gran parte de su naturaleza se debe a un complejo proceso que ha durado unos 18.000 años, con su transgresión flandriense incluída.


El Guadalquivir fue modelando, junto a las corrientes del Atlántico y el viento todo el paisaje, además de la participación del ser humano. Fue gracias a José Antonio Valverde, un científico vallisoletano que emigró a Doñana desde muy joven, tristemente poco conocido fuera de los ambientes de los profesionales de la ecología- ya fallecido-, el que con la ayuda de Mauricio González- Gordon y su padre sanluqueño Manuel María, Francisco Bernis, Rodríguez de la Fuente y sir Julian Huxley los que promovieron con otros investigadores europeos la salvación de Doñana en la década de los 50-60.




La historia es muy extensa, por lo que nos remontamos al último tercio del siglo XX cuando en torno a Doñana aparecen una cantidad de tecnócratas que empiezan a manipular a esta Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad  la gestión de sus ecosistemas, especialmente con las aguas que el Guadalquivir aportaba de forma natural a todo lo que fue Parque Nacional. Y como buitres fueron apareciendo programas desarrollistas de Fundaciones dependientes de la Junta de Andalucía o el Ministerio de Medio Ambiente con sus Proyectos de regeneración hídrica "Doñana 2.005" que no han sido capaces de acabar, por no citar otros tantos con millones de euros de presupuestos, y que entre tanta burocratización no han acometido el principal problema de Doñana: el régimen hídrico, sus acuíferos y una verdadera transmisión del por qué es importante este gran espacio natural con patos, grandes masas de árboles, de arena, principalmente a los habitantes del entorno.


¿El lince ibérico hay que protegerlo?, desde luego, ¿el águila imperial?, sin ningún género de dudas. Pero haber si somos capaces alguna vez de transmitir que Doñana es importante y necesaria por otras muchas razones vitales. A ver si somos capaces de afrontar de una puñetera vez los problemas de Doñana a fondo y explicárselo a sus habitantes, porque aquí todo se va en centenares de foros estériles por lo que se vé en resultados, en hechos concretos sobre el terreno y dejemos de inventarnos las ahora llamadas “políticas de desarrollo sostenible”-insostenibles-como apuntaba hace unos días el humanista, escritor y economista José Luis Sampedro, y atender realmente los problemas de Doñana, sin menospreciar a los que verdaderamente se han dejado la piel por su conservación.

(Mayo-2.009)

Manuel J. Márquez Moy

domingo, 4 de septiembre de 2011

Plácido Rodríguez Parada, el Konrad Lorenz español



Con Plácido conversando ante una de las jaulas donde se recuperan varias especies de aves.
 







Plácido lo tenía muy claro desde niño, aunque el nacer en plena Marisma de Doñana muy probablemente le condicionó para tener interés por el medio natural que le rodeaba. Proveniente de una familia de generaciones de guardas del hoy Parque de Doñana, Plácido aprendió pronto a vivir y adaptarse a un medio hostil para la mayoría de la ciudadanía que hoy recorre las tierras de marismas, dunas, y matorral a través de pasarelas y otras comodidades, incluidos los todoterrenos.







  

Ambos paseando por Cañada de los Pájaros


Plácido tuvo la fortuna de conocer el Coto de Doñana todavía en su mejor época contemporánea, casi selvática, enigmática y ajena a la tecnocracia que también ha ido metiendo su zarpa con eso que llaman hoy “gestión natural” del entorno.


Su familia estaba vinculada a Sanlúcar de Barrameda, y aún lo está. De hecho, toda la prole de "Los Clarita" pertenece principalmente a Sanlúcar de Barrameda, aunque criados en las Nuevas. Pero no es esto una biografía de Plácido, quien con tanto empeño, y con su mujer Maribel Adrian, fueron capaces de crear el sueño de sus vidas. Estar rodeados de aves acuáticas y contribuir a la recuperación en el medio natural de especies que estaban en un serio peligro de extinción. Empezaron con la Focha moruna o cornuda (Foluca cristata), y continuaron con otras especies difíciles de criar en cautividad, casos de la gaviota picofina, la cerceta pardilla, garcilla cangrejera, y otras tantas.

La Focha cornuda o moruna, la primera especie que Plácido logró criar en cautividad para después reintroducirla en diferente medios acuáticos de nuestra geografía.









Video sobre la Reserva Natural "Cañada de los Pájaros"




Pero la característica principal de Plácido ha sido siempre su gran capacidad para la etología. Conoce el comportamiento de las aves acuáticas como pocos, pero ha preferido alejarse del mundanal ruido, de las reuniones de oficinas, de la infinita burocracia, para centrarse en observar el comportamiento de los ánsares, en reconocer en vuelo a un ejemplar concreto-no una especie-, en percibir la ausencia en una invernada de un ejemplar de cigüeñuela o garza real, en hablar y entender el lenguaje de las aves. A veces me quedo observándole y no sé cómo sería en el día a día el nobel austríaco y padre de la Etología Konrad Lorenz, pero por lo que he leído de su biografía no se aleja mucho del quehacer del biólogo sanluqueño. La Reserva Natural Concertada “Cañada de los Pájaros” en Puebla del Río (Sevilla) ha sido su vida desde el año 86. Recuerdo aquellos primeros tiempos de dificultades, donde le echábamos una mano como podíamos. Recuerdo noches en un sofá rodeado de crías de lechuza y de calamones. De cómo llegó a convertir y rehabilitar una antigua gravera abandonada en todo un paisaje cromático. Es tímido, puede aparentar una actitud huraña, pero es un hombre lleno de cariño hacia los suyos. A él le debo todo lo mucho o poco que soy, porque no hay mejor aprendizaje que el espontáneo. Me advertía hace pocos días que le atraía como nunca la arboleda, el silencio de las ramas o el murmullo al atardecer bajo las especies que ha ido plantando en la Cañada.
Tuvo el apoyo de mucha gente, algunos referentes comúnes se nos han ido cayendo, pero recordamos con cariño el coraje y la humildad de Tono Valverde, otro gran científico al que se le ha hecho poca justicia en este país tan dado a menospreciar a los grandes investigadores heterodoxos.


Recuerdo cuando Plácido se interesó por hacerse con la gestión de la Laguna de Tarelo, pues hubiera sido un excelente proyecto para Sanlúcar de Barrameda. Pero la Cañada le absorbía por completo, además de sus anillamientos de los flamencos de Fuente de Piedra (Málaga). Muchos han intentado que se haga cargo del Parque Nacional de Doñana, donde no duraría ni un rato porque ese mundo no es el suyo, el de las hipocresías, puñaladas traperas y otras condiciones humanas que degradan la honradez. Su calidad humana le ha hecho tener grandes amigos en todos los lugares del Planeta. Y Sanlúcar de Barrameda tiene una deuda con la primera persona que fue capaz con escasísimos medios de criar en cautividad la focha cornuda, cosa que la Administración con grandes presupuestos nunca fue capaz. Y quien enseñó a muchos sanluqueños a querer y a preocuparnos hasta por los erizos.




Manuel J. Márquez Moy

jueves, 1 de septiembre de 2011

Septiembre en Sanlúcar de Barrameda

Son los preludios de un nuevo renacer en el campo, como si se tratara de una nueva primavera
Atrás quedó la fiesta y el descanso y, ahora con Septiembre, vuelta a la normalidad. Diremos adiós a los veraneantes de siempre que, año tras año deciden que nuestro pueblo sea su casa durante un tiempo, aunque ya quedan pocos de aquellos forasteros que se permitían disfrutar de las excelencias de esta tierra durante dos y tres meses.










Los otoños son más imprevisibles que nunca en cuanto a la meteorología.
 
Ahora en septiembre volveremos a oír a los niños, dando una tímida bienvenida al curso escolar, reuniendo libros, cuadernos nuevos, lápices de colores y las mochilas que han sustituído a las antiguas maletas. Y cuando nos desperezamos tras los días de playa vamos poco a poco abrazando el campo, con la antesala de una vendimia trempana, -por aquello de los cambios climatológicos- que nos conducirá más tarde, tras la degustación de la uva y sus primeros caldos, a días de monte, mientras espantamos la última y prolífica generación de "las familiares, inevitables, pequeñas y revoltosas moscas", como dijera Machado.

Normalmente Septiembre es un mes de transición en la Naturaleza o al menos así ha venido siéndolo hasta que se incrustara en nuestros campos las alteraciones fenológicas, como consecuencia de un tiempo climatológico casi irreconocible. En Septiembre siempre se diluyó el tórrido verano que se rendía lentamente a la otoñada, al equilibrio entre los días y las noches, a la llegada masiva a nuestras latitudes de cientos de miles de pajarillos que vienen huyendo de las bajas temperaturas norteñas, y a la berrea de los venados del coto de Doñana.
Son los preludios de un nuevo renacer en el campo, como si se tratara de una nueva primavera, pues la canícula veraniega adormece la actividad silvestre de nuestras algaidas, con intensas horas de sesteo diurno, aunque con una gra movilidad crepuscular, hasta que en los últimos días de Septiembre rompe la modorra campesina, y arboledas y matas desgranan sus frutos como manjares que aprovechan las aves viajeras para reponer fuerzas; será entonces cuando papamoscas, currucas y mosquiteros- que aquí llaman zosquititos- se surtirán de los frutillos silvestres y de una variada gama de insectos.



La llegada de los petirrojos es un preludio de la llegada del otoño.
















La culebra bastarda y la esquiva lagartija colirroja aprovecharán las últimas calores recorriendo los arenales entre jaguarzales, jaras y camarinas, hasta que las jornadas diurnas vayan cediendo espacio y tiempo a las noches y lleguen los primeros fríos, o las primeras lluvias o nuevos bochornos, porque ahora otoño es imprevisible. Pero será entonces cuando el otoño haya cumplido con su cita ecológica, más tarde o más temprano, aunque con el calendario lo haga cada veintiuno de Septiembre.


Manuel J. Márquez Moy